viernes, 24 de julio de 2009

Isla Catalina, un paraíso en el Caribe


Al arribar a la isla Catalina, la primera impresión que nos da es la de asombro. ¡Cuánta belleza en un solo lugar! Aguas azules y cristalinas, cocoteros que te saludan al ritmo de la brisa fresca y un cálido sol que nos recuerda lo maravilloso de vivir en el trópico. Todo un estallido de color. Sus casi 15 kilómetros cuadrados fueron creados por la naturaleza para brindarle al visitante la oportunidad de interactuar con el medio ambiente de forma natural y armoniosa. Arena blanca que masajean tus pies mientras caminas, agua a una temperatura más que buena, Catalina posee tres playas de importancia (la del Oeste, del Norte y del Este), pero en la actualidad solamente se utiliza una (la del Oeste).
Además de las playas, cuenta con costas rocosas muy singulares, que bordean su parte meridional, formando farallones en algunos casos y acantilados en otros.
Situada a unas 60 millas (casi 100 kilómetros) de Santo Domingo, a 21 de San Pedro de Macorís y a sólo 5 de La Romana, tiene forma triangular y un estrecho situado entre los ríos Cumayasa y Dulce (La Romana) la separan de tierra firme. Su altura sobre el nivel del mar varía desde 10 a 22 pies.
Para llegar a ella es necesario contar con una embarcación o dirigirse a los concesionarios autorizados por la Subsecretaría de Áreas Protegidas, encargada de otorgar los permisos.
Fauna y floraA parte de los peces (pez Loro y Colirubia, entre otros), los clásicos rolones, la isla Catalina es el único lugar de República Dominicana donde fácilmente puede uno toparse cara a cara con mapaches y liebres salvajes, subsistiendo en un hábitat que ya han hecho suyo.
Extrayendo informaciones con algunas de las empresas que mantienen sus negocios aquí, nos enteramos que la reserva de estos animales, considerados exóticos en esta parte del planeta, fue gracias a una de las tantas megalomanías de Rafael Leónidas Trujillo Molina, quién los trajo a la isla.
Aunque se dejan fotografiar, se mantienen a una distancia prudente del turista. Suelen salir en las tarde de los cambronales en busca de alimentos, luego de que los visitantes zse han marchado. Sus instintos de conservación es admirable. Ellos poseen la facultad de detectar el desembarco de los cruceros e inmediatamente se dirigen todos a la zona de descarga.
Algunas tortugas del Caribe han tomado la isla para desovar. Desgraciadamente para ellas, los mapaches se les comen los huevos y a las pequeñas tortugas recién nacidas, lo que limita su proliferación como especie en el lugar.
La flora está compuesta básicamente por uvas de playa, arbusto, mangles y cocos.
fuente listi dario